Home | Unetenos | Nuestro Anuncio | Alabanza | Adoración | Creemos | Fundamentos de Doctrina Básica | De la paz a la Santidad | Otras Lecciones | Biblia | De los Apócrifos | Por la sangre de... | Equipo | Colaboradores | Gracias | Un Regalo Muy Especial

siete_gif.gif

Fíate de Dios

Introducción

 

Proverbios 1.1-2.

El libro de los proverbios es una colección de dichos cuyo autor es el Rey Salomón quien había recibido sabiduría de Dios (1.R. 3.28). Su objetivo es hacernos entender sabiduría y doctrina, de esa cuenta, nuestro punto de partida es este libro. En primer lugar, digamos que la sabiduría es un conjunto de conocimientos que se adquieren ya sea por experiencia o por instrucción, mientras que la doctrina es un conjunto de instrucciones prácticas para vivir. La materia de esta lección es una enseñanza básica para la vida, la Biblia entera se resume en esta verdad y es, incluso la lección que Dios quiere que aprendamos aún a costa de nuestros fracasos y dolores que a fin de cuentas deben conducirnos a esta verdad “Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia”.

a-No te apoyes en tu propia prudencia.

El texto bíblico nos dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia, reconócelo en todos tus caminos y El enderezará tus veredas, no seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová y apártate del mal porque será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus huesos” Pr. 3.5-8. El primer verso nos da un mandato taxativo, Confía en Dios y no en ti mismo, Yo me pregunto ¿Qué hay de malo en confiar en mi?, ¿No se yo lo que quiero?, ¿No se lo que es mejor para mi?, en Romanos 7.21 hallamos una gran verdad, en nuestro intento de hacer el bien vamos a hallar esta ley, que el mal está en nosotros, nuestra naturaleza es  hacer el mal. He tenido la oportunidad de trabajar con niños pequeños, recuerdo cierta vez que uno de ellos, un pequeñín de siete años me comentaba que le gustaba ver a sus compañeritos de colegio pelear y sacarse sangre, me alarmé al oir eso, tiene sentido cuando leemos en Salmos 51.5, en maldad fuimos formados y aún en pecado fuimos concebidos, de modo que mis deseos son malos, son vanos, son fruto de maldad, porque el mal está en mi, soy concepción de pecado, vengo de la maldad, soy impotente de hacer el bien, Cristo mismo lo dijo en Juan 15.5, apartados de El nos es imposible hacer algo, si bien Filipenses 4.13 dice que podemos, es en Cristo que podemos, El nos da esa potencia. No debo confiar en mí porque mi deseo es únicamente hacer el mal.

Ante tal problema hay una solución: Fíate de Dios.

b-Fíate de Jehová de todo tu corazón.

En el momento en que nosotros depositamos nuestra confianza en Dios, sabemos que El ha dispuesto promesas que en ese instante empezamos a activar, tenemos varias recompensas que sabemos que Dios nos dará pero las vamos a resumir en las siguientes:

b1-El me oye:

“Y esta es la confianza que tenemos en El, que si pedimos conforme a su voluntad, El nos oye”. 1.Jn. 5.14. Sabemos que El nos oye siempre que actuamos conforme a su voluntad, siempre que pidamos de acuerdo con esa voluntad. Ahora viene otra pregunta ¿Cuál es la voluntad de Dios? Antes de saber cual es, sepamos cómo es. Romanos 12.2 dice que su voluntad es buena, agradable y perfecta y luego Hebreos 11.6 dice que sin fe es imposible agradar a Dios, la falta de fe es desagradable para Dios (Mateo 17.17) esto implica que la fe es agradable a Dios y por tanto es acorde con su voluntad. En Santiago 1.6-8 vemos la opinión que Dios tiene de alguien que actúa sin fe, dice que es como una ola del mar llevada de aquí para allá, dice que a una persona así Dios no le da nada porque3 es inconstante e indeciso, el inconstante es aquel que comienza a hacer algo y nunca lo termina, el indeciso ni siquiera empieza porque no se decide, con gente así, Dios no trabaja, no los oirá porque no actúan con fe, son desagradables a El y no obran su voluntad.

b2-El me cuida:

Jn. 17.15, acá vemos a Jesús orando por sus discípulos, dice “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. Estamos expuestos a muchos riesgos constantemente, pero tenemos la confianza de que hay quien nos guarda del mal. Vemos entonces que el cuidado que Dios tiene de nosotros es, en primer lugar, apartarnos y librarnos del mal. Salmo 91.9-10 dice que no debemos temer el mal toda vez hagamos de Dios nuestra habitación. Una habitación es el lugar donde uno habita, donde uno vive y eso debe ser Dios para nosotros, no debemos caminar con Dios sino en El. El mismo salmo en los versos 14 al 16 nos enumera muchas promesas: 1-nos librará; 2-nos exaltará; 3-nos responderá; 4-nos acompañará; 5-nos glorificará; 6-nos dará larga vida; 7-nos salvará, todo esto tan solo por haber puesto en Dios nuestro amor (v.14). Pero Dios no solo se interesa de cuidarnos del mal, sino también cuidar de nosotros supliendo nuestras necesidades, Mateo 6.26 nos dice que no debemos agobiarnos por nuestras preocupaciones y afanes de cada día. 1 Pedro 5.6-7 nos dice que El cuida de nosotros cuando echamos nuestra ansiedad sobre El, hacer esto es una actitud de humillación en la cual reconocemos que no podemos cargar con nuestros problemas; Proverbios 3.6 dice que debemos reconocerlo en todos nuestros caminos, esto significa involucrar a Dios en todos nuestros problemas, echar sobre El toda nuestra ansiedad, todas nuestras preocupaciones y El enderezará nuestras veredas, el hará por nosotros, cuidará de nosotros, podremos todo en Cristo que nos fortalece.

b3-El me da:

Jn. 16.23-24 dice que Dios nos da lo que sea que pidamos en el nombre de Jesucristo para que nuestro gozo sea cumplido, El quiere completar nuestro 

Enter supporting content here

La sabiduría edificó su casa, Labró sus sie7e columnas. 
Prov. 9.1